Desde el primer día en que te decides a dirigirte a una audiencia específica pueden pasar muchas cosas, y una de esas es el sube y baja emocional al que estas expuesto. Como seres humanos, por naturaleza nos preocupamos mucho por ser aceptados socialmente. Lo que causa que constantemente nos estemos preocupando por saber si estamos haciendo las cosas bien, y por esto generamos inseguridad. Por lo tanto, se puede decir que es este el principal miedo que juega en nuestra contra en situaciones donde nos estamos dirigiendo a un público. Y, las demás manifestaciones que se puedan presentar, son resultado de esta. Tipos de manifestaciones del temor a hablar en público Para las manifestaciones relacionadas anteriormente, se pueden distinguir tres categorías: manifestaciones mentales, comportamentales y físicas.

• Con las manifestaciones mentales nos referimos a todos aquellos pensamientos negativos que se cruzan en tu imaginación momentos antes de iniciar una presentación, durante esta, e inclusive, al finalizarla. Estas manifestaciones suelen ser las más predominantes frente al temor de hablar en público.
• Ahora, hablamos de manifestaciones comportamentales, cuando nos referimos a todas las acciones que adoptas cuando estás en medio de una presentación, es decir, si te acomodas en un solo lugar del espacio o también si te dedicas a leer la presentación, más que a dirigirte al público.
• Finalmente, las manifestaciones físicas son todas aquellas que se generan por medio de tu cuerpo. Como, por ejemplo, si te sudan las manos, si se te seca la boca, e incluso, hay casos en los que puedes sentir que te tiembla el cuerpo.

Debido a eso, te pueden surgir interrogantes cómo: ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Les habrá gustado? ¿Se entendió el mensaje? ¿Qué pensarán de mí? ¿Y si me hacen una pregunta y no se la respuesta? ¿Y si me equivoco? ¿Y si alguien sabe más del tema que yo? ¿Y si los aburro? ¿Será que hablé mal o de más? Y no está mal, es válido. Esta inseguridad hace parte del proceso de aprendizaje que vivirás al emprender el rol de ser transmisor de conocimientos. Pero ¡Mucho cuidado! Debes saber manejar esa preocupación. Porque de lo contrario, puedes generar en ti estados como la ansiedad, la frustración, la desmotivación y el estrés; llegando a afectar el normal desarrollo de la actividad que estas realizando. En este sentido, debes usar a tu favor los aspectos negativos y obstáculos que te resulten en el proceso. Puesto que, estos los debes tomar como oportunidades de mejora y te servirán de punto de partida para saber qué debes modificar. Recomendaciones Ahora te presento unas recomendaciones para que puedas manejar el miedo, temor o dificultad para enfrentarte a una audiencia. ¡Prepárate y Practica! Es importante que preparares la presentación que vas a realizar y la practiques un par de veces. También ayuda mucho que practiques con una audiencia de tu preferencia, es decir, amigos, familiares o sencillamente personas que te generen tranquilidad y confianza. Juega con tu cuerpo Otro punto que te puede jugar a favor, es apoyarte en tus gestos y movimientos corporales para complementar lo que estás diciendo. Sin embargo, en este punto tienes que establecer límites de lo que no harás frente a la audiencia, porque puedes llegar a exagerar y esto no es favorable. ¡Respira y céntrate! Antes de iniciar la presentación, date un tiempo para ti y libera las tensiones. Realiza ejercicios de relajación y respiración. El plan B También es de ayuda, tener un plan B, en el cual deberás tener en cuenta los posibles fallos que se puedan presentar, para tenerlos cubiertos. ¡A tiempo! Finalmente, pero no menos importante, inicia la presentación con tiempo; es fundamental, para que te familiarices con el entorno y entres en confianza. ¡ÁNIMO! Nadie dijo que sería fácil, PERO ¡LO LOGRARÁS! Porque con perseverancia, disciplina y esfuerzo, todo es posible.